Lo raro es vivir (Carmen Martín Gaite)

Se trata del último libro víctima de mis «prontos impetuosos» en el Civivox de Iturrama. Debo decir que de nada conocía a Carmen Martín Gaite (aunque algunos sí la conocían de haberla estudiado en el colegio, no fue este mi caso), y la frase que me decidió a llevarme el libro fue una de la sinopsis que aparecía en la parte de detrás:

Una chica de 35 años que acaba de perder a su madre y busca un difícil acuerdo entre las heridas del pasado y la sed de presente, a lo que se enfrenta sobre todo es a la extrañeza de seguir viva y manteniendo abierta la curiosidad ante lo inexplicable.

Águeda Luengo (cuyo nombre no conoceremos hasta pasada la mitad del relato) narra en primera persona esta historia, que sucede más en el interior de sí misma que en el exterior. Debo admitir que un modo de escribir tan descriptivo, tan metafórico con todo, en el que parece que cada renglón debe provocar una micro-percepción en ti, a veces se me ha hecho difícil. Gracias a este libro voy comprendiendo, poco a poco, algo muy obvio: que para disfrutar de la literatura no basta con leerla y entender la historia que cuenta, sino sumergirse e intentar ponerte en la cabeza de los personajes y del autor.

De todas estas reflexiones de la escritora, las que más me han interesado son las que hacían alusión al propio título de la novela, pues siempre me gusta que alguien se cuestione el sentido de lo que la mayor parte de la gente da por sabido.

A mí no me extraña. Es que todo es muy raro, en cuanto te fijas un poco. Lo raro es vivir. Que estemos aquí sentados, que hablemos y se nos oiga, poner una frase detrás de otra sin mirar ningún libro, que no nos duela nada, que lo que bebemos entre por el camino que es y sepa cuándo tiene que torcer, que nos alimente el aire y a otros ya no, que según el antojo de las vísceras nos den ganas de hacer una cosa o la contraria y que de esas ganas dependa a lo mejor el destino, es mucho a la vez, no se abarca, y lo más raro es que lo encontramos normal.

Acerca de esta rareza del simple hecho de vivir, dos páginas más tarde la autora se luce con una sentenciosa frase que aborda el gran problema humano, la siempre inexplicable muerte:

Los muertos son los únicos que saben lo raro que era vivir, lo han entendido cuando ya no pueden contarlo en ningún libro.

O lo mismo sobre las limitaciones del lenguaje a la hora de transmitir la experiencia:

Hablar de la propia vida es muy difícil, enseguida te das cuenta de que no estás arañando más que la cáscara de la cáscara.

Carmen Martín Gaite caracteriza a su protagonista como a una persona tremendamente perdida e indecisa. De hecho, recurre continuamente a expresiones tan gráficas como «tomar indecisiones» o dejarse llevar por un «pronto impetuoso». Águeda Luengo, por lo visto, está constantemente en la cuerda floja. Tanto, que también habla a menudo de las pesadillas de las que, dice, «pasas más miedo justo antes de despertarte», lo cual me recordó a aquella frase de El Caballero Oscuro, «la tormenta es más oscura justo antes del amanecer». Otra de las palabras que nos acompañan de la mano durante todo el relato es la palabra catalana tarannà, lo cual crea cierta familiaridad entre escritora y lector, pues cuando ves que la va utilizando más hacia el final sonríes porque has «estado ahí» cuando la ha aprendido.

Sobre el final del libro, admito que me gustó. En el fondo, toda la novela es un paréntesis entre el principio, en el que se plantea un problema (Águeda tendrá que hacerse pasar por su madre para ir a visitar a su abuelo, que no se ha enterado de la muerte de su hija) y el final (Águeda, finalmente, va, y consigue de algún modo reconciliar esa herida pasado-presente). Los buenos escritores saben bien cómo jugárnosla.

Acerca de jmangles

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Una respuesta a Lo raro es vivir (Carmen Martín Gaite)

  1. Valentina dijo:

    La protagonista se llama Agueda Soler, Agueda Luengo es su madre.
    Gracias por compartir. V.

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